La cordobesa Genially resuena desde hace tiempo en el mundillo startupero. Su propuesta, un SaaS freemium que permite a empresas, profesionales del diseño, instituciones educativas y alumnos preparar en tiempo récord presentaciones interactivas, ha sido comparada con el archiconocido powerpoint de Microsoft y ha convencido de lleno al venture capital estadounidense.
Liderada por el trébol que forman los cofundadores Juan Rubio (CEO), Luis García (CMO) y Chema Roldán (CTO), en la empresa todo son buenas noticias. En otoño de 2021 se anunció una ronda de inversión de 20 millones de dólares liderada por sendos fondos de Nueva York (desde donde opera Rubio) y Silicon Valley.
Crece la plantilla (170 profesionales ahora), se incorporan a la plataforma online nuevos idiomas (portugués, italiano y alemán se suman a español, inglés y francés), Estados Unidos se consolida como principal mercado, se gana tracción en Brasil e Italia y se incluye el vídeo (mp4) como formato adicional para descargas.
Genially permite elaborar infografías, vídeo-presentaciones, imágenes interactivas y productos basados en la gamificación (un quiz o un escape room, por ejemplo). La herramienta es online y no exige descargar ningún programa. Rubio explica que las últimas novedades incluyen una versión colaborativa con dos entornos de trabajo diferenciados, según el cliente sea corporativo o académico, y una mayor capacidad de monitorización y trazabilidad de las reacciones del público a los contenidos creados.
“Tenemos dos grandes tipos de usuarios: el diseñador y el no diseñador. Al segundo, docente o estudiante de primaria, secundaria o universidad, le cubrimos un espacio que no puede pagar y le permitimos plantear cosas bastante resultonas a través de nuestras plantillas. Los diseñadores, por otra parte, son para nosotros un elemento clave en relación con las empresas que necesitan una imagen propia potente. Esas plantillas específicas pueden crearse a partir de la base que Genially les facilita. Ellos son los creadores”, describe el CEO.

Cuando arrancó, la vocación de la startup era exclusivamente el mundo corporativo. Si existe una faceta altruista, un planteamiento de retorno a la sociedad, viene precisamente de la rama educativa.
“Pensábamos inicialmente en los departamentos de marketing, diseño y comunicación del sector privado; pero al primer o segundo año de vida de Genially comprendimos que había un recorrido enorme en la esfera de la educación pese a implicar menos monetización. Esa sensación de democratizar el acceso a estos contenidos digitales con independencia de los conocimientos y el precio es impagable”, se congratula Luis García.
Con 23 millones de usuarios registrados en todo el mundo y presencia en más de 190 países, Genially aspira a convertirse en el Apple o Tesla de las presentaciones, superando en su propia cancha al inevitable powerpoint con una propuesta más sencilla e intuitiva. Este reto explica que la startup disponga de sede en Nueva York, donde además aletean los intereses de sus inversores.
“El nivel de exigencia es el mismo de siempre porque nosotros ya nos imponíamos un ritmo muy alto. Lo que ha cambiado tras la ronda (serie B) del año pasado es el nivel de seguimiento. La rutina de contactos con los inversores es intensa, con reuniones cada dos semanas en algunos casos. De cualquier forma, lo importante era la compatibilidad con nuestros socios. Tuvimos dónde escoger y no quisimos sorpresas”, recuerda Rubio.
Esta vocación internacional no impide a Genially desplegar un destacamento profesional en Córdoba, la ciudad natal de los cofundadores. “Obviamente, no podemos plantearnos hacer aquí lo que un gigante como Juan Roig ha hecho en Valencia, pero en la medida de nuestras posibilidades peleamos por nuestra tierra. Para empezar, creando empleo [el equipo de diseño casi al completo está en la ciudad]; generando una relación permanente a través de los medios y participando en diferentes programas de aceleración y mentorización”, detalla García.
A Rubio y García les gusta pensar que Genially y la malagueña Freepik simbolizan un polo emergente en torno al sector TIC, el pujante SaaS y el diseño gráfico. Ambos casos de éxito demuestran, a sus ojos, que “lo relevante no es la ubicación de una empresa, sino romper barreras mentales. Este es el principal impedimento al que se enfrenta por defecto el ser humano”.
“Nos han preguntado mucho por Córdoba. Como anécdota no está mal, pero sí que hay prejuicios, igual que los hay cuando levantas rondas siendo andaluz en España o español en Europa. La ventaja es que hemos hecho menos ruido, no hemos estado vinculados a la farándula del ecosistema, nos hemos centrado en el mercado y los clientes”, reflexiona el CEO.
“La retención de talento -remacha- es mucho más sencilla en Córdoba que fuera. De hecho, aunque estamos ya en otra etapa y con el equipo muy distribuido, para los comienzos esto fue clave porque no podíamos pagar grandes salarios. El día que diéramos el salto no iba a ser a Madrid o Barcelona, sino a EEUU”.
Quien quiera un clínic de mentalidad ganadora, visión y resiliencia, aquí lo tiene servido en bandeja de plata.