La industria 5.0 se enfrenta a menudo a dos problemas que lastran su rendimiento: las cadenas de suministro, elemento clave de la nueva crisis global, y la retención del talento. Dos empresas andaluzas proponen ya soluciones disruptivas que permiten al sector modernizarse aún más y estar preparado para cualquier contingencia.
Ningenia, una empresa sevillana nacida en 2015 y especializada en automatización de líneas de producción y diseño y fabricación de máquinas, exhibe como factor diferencial, explica Roberto García (CEO), que abarca las tres grandes áreas de la ingeniería: mecánica, electricidad y automatización.
Esta vocación integral les permitió imaginar una propuesta que encaja como un guante en la industria 5.0: la localización de palets en tiempo real, de modo que una flota de vehículos autónomos pueda recogerlos y descargarlos en cualquier parte y con total precisión.

“Teníamos unos pilotos de funcionamiento de hardware; es un sistema que se basa en antenas que se montan dentro de la nave industrial y unas etiquetas que se colocan en los activos que se quieren localizar. Lo que hicimos fue dotar a esos dispositivos de un cuerpo apto para la industria”, describe García.
El CEO coincidió en su etapa previa al emprendimiento con dos compañeros más en una multinacional que acabaría siendo el primer cliente de Ningenia. José Ángel Arjona (director técnico) y David Suárez (director de desarrollo de negocio) completan el trébol fundador de una firma con clientes en España, Francia y Portugal.
“Recientemente estuvimos en Reino Unido para sondear nuevas oportunidades y volvimos con buenas sensaciones”, relata Roberto García. “España es un país con una industria muy automatizada y con clara vocación innovadora, pero es verdad que no se vende esa imagen. Andalucía tiene referentes importantísimos como Cosentino, Migasa, Covap, Ayesa y [pese a sus dificultades] Abengoa”.
Llevarse uno de los galardones del reto tecnológico convocado por la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades y las Cámaras de Comercio de Andalucía equivale, según García, a ganar visibilidad y obtener un feedback valiosísimo de la propia industria, algunos de cuyos miembros más reputados formaban parte del jurado.
Otras ventajas son la agenda de nuevos contactos, las facilidades de acceso a herramientas de financiación e internacionalización y una mentoría gratuita de medio año.
“Tenemos un plan para comercializar esta solución a través de una empresa paralela, pero debemos definir antes a qué mercado nos dirigimos y con qué tecnología nos quedamos. Así podemos centrar la solución no sólo en el sector industrial y su vertiente logística, sino en verticales como salud y restauración”, avanza.
Cultural Fit Solutions, una spin-off de la Universidad de Sevilla, venció el segundo reto (retención de talento) con una herramienta de selección de candidatos donde las empresas comprueban qué grado de alineamiento ideológico existe entre la empresa empleadora y el trabajador.
“No se trata tanto de encontrar a las personas con las habilidades técnicas requeridas en un puesto determinado. Esto siempre puede aprenderse. Nuestra misión consiste en convertir a las empresas en más atractivas para los empleados monitorizando su cultura corporativa para descubrir si hay algún tipo de brecha”, explica Carlos Sanchís (CEO).

La gran cuestión es cómo se mide esta cultura ahora que la normativa europea la incluye como parte de la información no financiera que todas las empresas de más de 250 empleados deben facilitar al auditor.
“Existen métodos de medición desde los años 80, pero se basan en cuestionarios muy complejos. Nuestra innovación es que hemos desarrollado un cuestionario gamificado que se completa en menos de cinco minutos. De ahí extraemos los datos y mediante algoritmos generamos un informe de auditoría para medir esa cultura y valores de la empresa y sus empleados”, dice Sanchís.
Saber lo que transmite la empresa y lo que anhela el profesional reduce la rotación un 80% y los costes de selección un 60%, al tiempo que la productividad crece un 36%, según Cultural Fit Solutions. Con más de 30 compañías como clientes y un tamaño medio de entre 50 y 150 trabajadores, el programa funciona bajo un modelo de suscripción disponible a partir de 500 euros al año para pymes.
Así que Cultural Fit cuenta ahora con dos productos: el termómetro de diagnóstico y el de selección, surgido gracias al reto (en este caso, la tarifa parte de 1.000 euros anuales). La otra incógnita es cuánta importancia dan las empresas hoy a esta cultura corporativa.
“Nuestro modelo se basa en cinco culturas, y todas las empresas pertenecen a alguna de ellas: la tribal, la comercial, la creativa, la burócrata y la digital”, afirma Sanchís. “Cada cultura se traduce en unos valores y los valores en unos comportamientos. Aunque a veces se entiende mal el concepto (suele confundirse con el clima laboral), se trata simplemente de indagar en los valores que guían tu estrategia y ayudan a los empleados a tomar decisiones en el día a día”.