Grupo Babel suma 2.700 empleados, crece un 20% cada año en plantilla y facturación y se dedica a ayudar a las empresas en su transformación digital, el lanzamiento de nuevos negocios digitales y la automatización de sus procesos. Nacida en Madrid en 2003 con capital 100% español, dos de sus mejores activos están en Andalucía.
No es casualidad. Málaga es una actriz emergente de la escena tecnológica y Babel puso sus ojos allí hace alrededor de un año.
El crecimiento del grupo, explica Francisco Gallardo, director de Babel Sistemas en la ciudad malagueña, se basa parcialmente en la compra de diferentes empresas, incluidas la división de servicios profesionales de Software AG (2020), la andaluza Ingenia (radicada precisamente en Málaga; 2021) y Babel Centroamérica (o Babel Grupo, llamada casualmente así aunque sea otra compañía de origen costarricense; 2022). Sevilla, por otra parte, fue la segunda sede abierta por el grupo en España.

Babel factura en Andalucía unos 30 millones (en total fueron 104 millones en 2021). El principal foco de negocio de la división malagueña es la ciberseguridad: 200 de los 350 trabajadores de Babel en la Costa del Sol se dedican a este vertical tecnológico. Con otros 300 empleados, Sevilla alberga un equipo de desarrollo de sistemas, automatización y big data.
Con un 70% de la plantilla en España y sedes en Portugal, Marruecos, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, República Dominicana y Estados Unidos, Gallardo se muestra especialmente orgulloso del desempeño andaluz.
“Es la comunidad autónoma donde más crecemos. Nuestro equipo en Andalucía es líder en diversos sectores y con diferentes clientes. Aunque hablemos mucho de Sevilla y Málaga, contratamos mucho en Granada, Almería y Cádiz”, señala.
Con buenos caladeros de talento gracias a la universidad andaluza (informática, telecomunicaciones), el principal desafío de Babel es competir por este talento con “compañías europeas y americanas que vienen a contratar a profesionales andaluces con sueldos propios de otras economías [más pudientes]”. Pese a todo, algo debe hacer muy bien el grupo español. Si la rotación del sector tecnológico ronda el 30% de media, Babel está en el 17%-18%.
Para presentar a los candidatos un argumento seductor, Gallardo describe algunas de las bondades de la empresa.
“Nos diferenciamos de otras organizaciones con misiones tecnológicamente interesantes, con la posibilidad de trabajar en proyectos internacionales (incluso desde casa) y con unas cifras de facturación que equivalen a estabilidad y nuevas oportunidades”.
Además, continúa el líder de la división malagueña, el grupo dispone de un “bono solidario”. Mensualmente se hace un reparto de los beneficios entre todos los empleados, circunstancia que empuja a unos y otros a ayudarse (“si al otro le va bien, a ti también”). Existe, asimismo, la posibilidad de ser socio de la compañía. “Estos son los mayores mecanismos de fidelización que tenemos”, concluye Gallardo.

Los planes estratégicos de Babel pasan por sumar 5.000 empleados en 2025 y facturar 300 millones de euros. En esta partida, Andalucía jugará un papel notable. “En Málaga el objetivo es convertir en referente internacional a Ingenia Ciberseguridad. Sevilla acompañará en este proceso de crecimiento. Andalucía es hoy la principal zona de contratación y queremos que siga siendo así. Nuestro modelo está muy orientado a las personas, aunque este término esté manido. Cuando una persona se incorpora a la compañía, lo nota”.
En relación con el valor añadido de Babel, Gallardo se refiere a la irreversibilidad de la digitalización y al hecho de que muchas grandes compañías se modernicen a un ritmo mucho menor que las startups. La automatización de procesos y sistemas obsoletos y el business intelligence (big data para predecir cómo funcionará una empresa) han venido para quedarse.
Entre los clientes destacados de Grupo Babel, Gallardo enumera tres y resume las soluciones aportadas. Mapfre, por ejemplo, ha mejorado un 90% los tiempos de recepción y tratamiento de expedientes. A Abertis se le ha diseñado una aplicación para los pagos de peaje a través del móvil. Y Repsol cuenta ahora con una solución de inteligencia artificial que afina sus procesos de exploración y extracción de petróleo.